Translate

domingo, 30 de agosto de 2015

( TECNICA Y PSICOLOGIA DEPORTIVA ) Percepción personal de un entrenador

DIFERENCIAS ENTRE UN NIÑO DEPORTISTA DE CIUDAD Y QUIEN VIVE FUERA DE ELLA, (PUEBLO)


Esta semana he comenzado mis vacaciones de verano y he venido a pasar unos días al pueblo donde pasé mi infancia, un pequeño pueblo del interior de la provincia de Valencia rodeado de montañas y bastante alejado de grandes ciudades. Estos días me vienen a la memoria un montón de recuerdos sobre qué hacíamos para divertirnos y a qué jugábamos.
Aquí no había mucho donde elegir en cuanto a instalaciones deportivas, en aquella época había un frontón, una pista polideportiva y una pista de tenis, y como podréis imaginar, en unas condiciones no muy idóneas. Por supuesto, no había ningún tipo de escuela ni club deportivo, los que más adelante comenzamos a especializarnos en algún deporte teníamos que desplazarnos a otros pueblos más grandes. Pues bien, en estas fechas el pueblo se llena de otros niños que vienen de las ciudades a pasar las fiestas. Es bastante fácil identificarlos, muchos de ellos traen las zapatillas último modelo, los balones del mundial, o la raqueta de Nadal, además, algunos de ellos juegan en equipos o entrenan en clubes, y cuando vienen aquí, realmente destacan del resto en la disciplina deportiva que practican. Pero lo que realmente llama la atención es que, salvo esos niños en esos deportes en concreto, de forma general los niños “de ciudad”, a pesar de tener muchas más facilidades, mejores instalaciones, disponibilidad de entrenadores deportivos etc. son mucho menos hábiles motrizmente que los niños que viven todo el año en el pueblo.
 Esto que acabo de contar es una percepción totalmente personal, realmente no sé si existe algún estudio que compare el desarrollo motor de niños que vivan en pueblos con niños que vivan en ciudades. En cualquier caso, tampoco pretendo generalizar ni menospreciar a los niños que viven en las ciudades. Lo que sí que es evidente, como ahora veremos, es que hoy en día los niños han perdido la calle, y este hecho es más acentuado en las grandes ciudades, lo que en mi opinión, marca la diferencia en cuanto al desarrollo motor.
Según un estudio llevado a cabo por la catedrática de Teoría de la Educación de la Universidad de Valencia y miembro del Observatorio del Juego Infantil, Petra María Pérez, el juego de los niños en la calle hoy en día es prácticamente inexistente, porque tienen pocos lugares para ello, además juegan muy poco con compañeros y amigos, en la mayoría de los casos, porque sólo pueden hacerlo en el patio del colegio y ese “es poco tiempo y espacio”. Pérez indica que el tiempo para jugar está supeditado a actividades extraescolares, además, cuando juegan, un tercio de los niños lo hace solo y sobre todo con videojuegos. Por tanto, los niños están cada vez más alejados del proceso del juego, lo que les dificulta crecer y desarrollarse motriz, social y emocionalmente.

Este hecho hace que los entrenadores nos encontremos con niños de 6, 7 u 8 años que son prácticamente analfabetos motores, y por tanto, tengamos que replantearnos los objetivos de nuestras clases. Os pongo un ejemplo. En mis clases de tenis con niños de estas edades, para comenzar a enseñar el servicio, suelo utilizar una progresión que comienza con el lanzamiento de la pelota con la mano por encima del hombro “como si tiraran una piedra”, a partir de este ejercicio van realizando otros más específicos y con una mayor complejidad coordinativa. El problema es que cada vez nos encontramos con más niños que no han tirado nunca una piedra, y que no dominan habilidades motrices básicas como son correr, lanzar, atrapar, saltar, trepar etc. Por tanto, con niños de estas edades, con los que en principio podríamos plantearnos algunos objetivos específicos del deporte, tenemos que dedicar tiempo a que dominen estas habilidades motoras básicas. Esto es extremadamente importante si no queremos que los niños se frustren. Intentar enseñar un deporte sin una mínima base motriz es como si quisiéramos enseñar a niños a escribir poesía sin que conozcan las letras del alfabeto. En mi opinión, no tenemos que tener miedo a plantear clases que vayan dedicadas a trabajar estas habilidades básicas, a pesar de que nos encontremos con compañeros o padres que nos digan “Eso que están haciendo no es tenis (o el deporte que sea)”. Tenemos que tomarnos tiempo para explicarles todo esto y que sean conscientes de que no podemos saltarnos etapas en la evolución motriz de los niños.
Aunque los entrenadores nos tenemos que adaptar a nuestros alumnos, está claro que esta situación no es la ideal, y lo que realmente necesitamos son más niños “de pueblo”. Cuando hablo de niños de pueblo no me refiero a que vivan en una ciudad o en un pueblo sino a niños que de forma regular pasen tiempo en espacios abiertos donde de forma libre puedan correr, saltar, trepar árboles, tirar piedras o relacionarse con otros niños a través de actividades físicas de forma más o menos autónoma. Con esto no estoy diciendo que los niños no tengan que asistir a clases extraescolares o a clubes de deportes específicos, pero tampoco creo que sea bueno que todas estas actividades programadas, junto con todas las razones que ya he comentado anteriormente, les impidan jugar “en la calle” sobre todo en edades tempranas.